El melanoma ocular es un tipo de cáncer que se desarrolla en las células que producen pigmento, la sustancia que da color a la piel, el cabello y los ojos. El melanoma ocular se desarrolla de igual manera que un melanoma en la piel. A pesar de ser poco común, es el cáncer ocular más frecuente en los adultos.
Los melanomas oculares suelen comenzar en la capa media del ojo. La capa externa del ojo es la esclerótica, la pared blanca y fuerte del ojo. La capa más interna del ojo es la retina, la cual detecta la luz y ayuda a enviar las imágenes al cerebro. La capa intermedia entre la esclerótica y la retina es llamada úvea. La úvea contiene muchos vasos sanguíneos (venas, arterias y capilares), que llevan la sangre dentro y fuera del ojo. Es una capa interna de difícil visibilidad por lo que el tumor ocular suele pasar totalmente desapercibido en sus primeras etapas.
Un melanoma ocular también puede ocurrir en la conjuntiva (la capa más externa de la parte frontal del ojo), en la órbita del ojo y en los párpados, aunque la condición en éstos casos es rara.
Un tumor ocular se puede originar en cualquiera de las partes por las que el tracto uveal está compuesto:
- Melanoma de iris: Suele ser un tipo de tumor pequeño y de crecimiento lento que pocas veces se disemina a otras partes del cuerpo.
- Melanoma del cuerpo ciliar: Suele ser un tumor de mayor tamaño que el de iris y existe más probabilidad de que se disemine a otras partes del cuerpo.
- Melanoma de la coroides: Suele ser el melanoma ocular más grande y el que mayor probabilidad tiene de diseminarse a otras partes del organismo.
Síntomas del melanoma ocular
Lo más frecuente es que los signos y síntomas de un melanoma ocular no se presenten de forma temprana. Debido a que la mayoría de los melanomas se desarrollan en la parte del ojo que no se puede ver cuando se mira a un espejo, usted no puede saber si tiene un melanoma. La mayoría de los casos se detectan durante una revisión oftalmológica rutinaria, de ahí la importancia de prevenir a través de la realización de chequeos visuales periódicos, sobre todo a partir de los 50 años. Si en la revisión el oftalmólogo sospecha o ve algún indicio de un tumor ocular, pedirá pruebas adicionales con el fin de confirmar el diagnóstico.
No obstante, siempre es conveniente consultar con un profesional clínico si se presenta algunos de los siguientes signos o síntomas:
- Visión borrosa o alteraciones significativas en la vista.
- Manchas o sensación de destellos de la luz.
- Un cambio en el color del iris.
- Cambios en el tamaño y forma de la pupila.
- Cambio en la posición del globo ocular en la cuenca del ojo.
Causas del melanoma ocular
Este tipo de tumor se produce cuando el ADN de las células sanas del ojo comienzan a emitir mensajes erróneos que provocan la multiplicación celular de forma descontrolada. Las células mutantes se acumulan en el ojo y forman un melanoma.
Aunque se desconocen las causas que provocan esta anomalía del crecimiento celular, existen ciertos factores de riesgos que propician la aparición de este tipo de cáncer.
Factores de riesgo
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar melanoma. Entre ellos están:
- Estar expuesto a la luz natural o una luz artificial (por ejemplo, la luz de las cámaras de bronceado) durante largos períodos de tiempo;
- Tener los ojos claros (azules o verdes);
- Tener una edad avanzada;
- Ser descendiente de caucásicos;
- Tener ciertas afecciones de la piel, como un síndrome de nevus displásico, el cual causa la formación de lunares anormales.
- Tener una pigmentación de la piel anormal que afecte los párpados, y un aumento en la pigmentación de la úvea.
Aunque estos son los principales factores de riesgo, no significa que la presencia de alguno de ellos o la ausencia de todos, sea un indicativo seguro para padecer o no la enfermedad. En cualquier caso, si se piensa que se pertenece a algún grupo de los anteriormente citados, lo más aconsejable es consultar con el especialista médico para que, tras un examen ocular, pueda realizar un diagnóstico certero.
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