La retinopatía de Purtscher se ha asociado a traumatismos craneoencefálicos o torácicos y otras enfermedades como sida o lupus eritematoso sistémico. Actualmente aparece con cierta frecuencia como una complicación infrecuente de la pancreatitis aguda que puede provocar alteraciones serias en la retina.
Su aparición se debe a fenómenos isquémicos en el polo posterior retiniano por microembolias grasas en las arteriolas y capilares retinianos. Por este motivo se pueden producir exudados algodonosos y hemorragias localizadas en torno al nervio óptico.
Suele ser un proceso bilateral, con disminución de la agudeza visual y alteraciones del campo visual. Puede presentarse desde un compromiso vascular asintomático hasta edema retiniano grave. Por lo que en algunos casos se requiere del estudio mediante angiografía fluoresceínica.
La evolución de la retinopatía es habitualmente favorable, con desaparición de las lesiones oftalmológicas y normalización de la agudeza visual a las 4-6 semanas en la mayoría de los casos. Sin embargo, en otros, pueden quedar lesiones residuales, especialmente si se produce atrofia óptica.