Oftalmología infantil en Murcia
En Clínica Oftalmológica González Costea sabemos que el cuidado de la salud ocular de los niños es extremadamente importante para su correcto desarrollo. Por ello, contamos con un equipo especializado en oftalmología pediátrica que trata de garantizar una coordinación cercana con los padres y una atención adaptada a las necesidades de los más pequeños.
Un mal desarrollo de la visión podría condicionar el resto de la vida
En los primeros años de vida es necesario estar alerta para identificar cualquier rasgo que pueda indicar si el niño padece algún defecto oftalmológico, a fin de permitirnos corregirlo cuanto antes y, darle el tratamiento adecuado. Como norma general, todos los bebés son evaluados por el pediatra para descartar patologías congénitas. Tras este control inicial, se debe consultar a un oftalmólogo cuando se observe desviación de los ojos (estrabismo), movimientos o miradas anómalas.
Evolución del sistema visual en el primer año de vida
La oftalmología pediátrica es esencial para realizar un seguimiento de la evolución ocular del bebé durante su primer año de vida. Esto no solo permite realizarle un diagnóstico, sino también tratar ciertos trastornos y alteraciones:
- Primer mes de vida: el niño responde cerrando los ojos frente a la luz, su campo de visión todavía es limitado (de tan sólo 30º) y es capaz de percibir contrastes. En este periodo se pueden empezar a identificar y descartar enfermedades oculares graves y malformaciones.
- De 1 a 2 meses: su visión empieza a reconocer y seguir objetos y luces, así como empieza a reconocer colores. Se amplía su campo de visión.
- De 2 a 3 meses: mejora el reconocimiento de los meses anteriores y ya es capaz de identificar las caras de las personas más próximas.
- De 4 meses a 6 meses: la visión binocular del niño se desarrolla notablemente, empezando a percibir mejor los relieves y las texturas.
- De los 6 meses al año: el desarrollo psicomotriz mejora notablemente gracias a la coordinación de vista y movimientos. A partir de entonces será posible identificar aquellos casos que padezcan de estrabismo.
- Hasta el primer año: se produce una evolución ocular paulatina necesaria para empezar a caminar y desarrollar las tareas motoras.
Patologías más comunes en niños
- Ojo vago (ambliopía): el ojo vago o ambliopía surge cuando un ojo trabaja por debajo de sus posibilidades visuales. En este caso es fundamental una detección precoz por parte del oftalmólogo infantil para que el ojo se recupere, pues a partir de los 8 años probablemente no sea posible corregir la ambliopía.
- Estrabismo: el estrabismo se refiere a una descoordinación visual que hace que el niño no pueda fijar la vista en un mismo punto a la vez. Puede ser tanto horizontal (ya sea divergente o convergente) como vertical (superior o inferior). Siempre es mejor tratarla a una edad precoz, en la mayoría de los casos suele ir asociado a un ojo vago.
- Cataratas congénitas : las cataratas se detectan a partir del aspecto que presentan los ojos, y a veces, aunque con poca frecuencia, aparecen en niños de hasta 3 meses de edad. Se conoce con el nombre de catarata congénita. Uno de los indicadores más notables es el color de la pupila que, en lugar de negra, posee un color blanco o de tono grisáceo.
- Defectos refractivos: los defectos refractivos se identifican como miopía, astigmatismo o hipermetropía. La visión no es nítida y dificulta las tareas diarias y su rendimiento. Es muy importante acudir al oftalmólogo para tratar este problema.
- Glaucoma: aunque no es común, el glaucoma puede presentarse en niños muy pequeños. Consiste en una malformación de la zona de drenaje del ojo y aquí el oftalmólogo es esencial para evitar una pérdida de visión parcial o total.
¿Cuándo acudir al oftalmólogo?
Primer año de vida: período importante para que el oftalmólogo infantil pueda detectar patologías (retinoblastoma) y enfermedades congénitas (hipertensión ocular, catarata congénita, alteraciones de la córnea, etc.).
De 1 a 3 años: atención temprana para detectar ojo vago y estrabismo. El primero es cuando el niño no percibe de forma correcta las imágenes al obstruirle el ojo sano; y el segundo consiste en el torcimiento de uno o los dos ojos.
De 3 a 4 años: observación del funcionamiento ocular y de su agudeza visual. Es conveniente que el oftalmólogo de niños realice revisiones para detectar cualquier anomalía y proceder a su corrección.
Hasta los 14 años: se procederá a realizar una revisión anual.
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A los cuatro años se recomienda una revisión oftalmológica con un médico especialista en Oftalmología, que permita descartar los defectos de refracción y el posterior desarrollo de ambliopía, defecto conocido comúnmente por “ojo vago”. Los niños tienen un gran poder de acomodación visual y si esta exploración no se realiza bajo una midriasis (dilatación de la pupila) con unos colirios que solo pueden usar los oftalmólogos, no es una exploración infantil adecuada.