El edema macular consiste en la inflamación de la mácula del ojo a causa de una acumulación de líquido. La mácula es la parte de la retina que presenta una morfología y unas características especiales encargada de la visión central y de detalles.
Ocurre debido a un fallo en el funcionamiento de los vasos sanguíneos de la retina o una anomalía en sus paredes que las hace demasiado delgadas y permeables. El resultado es una fuga de fluidos que engrosa la mácula e impacta negativamente en el desempeño de las células fotorreceptoras.
Causas del edema macular
Son varias las patologías oculares que pueden contribuir a la aparición de este trastorno. La causa principal es la retinopatía diabética, en cuyo caso se conoce como edema macular diabético.
Otros responsables de este padecimiento son la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la distrofia macular, las oclusiones venosas de la retina, la retinosis pigmentaria, los tumores intraoculares y la uveítis.
El edema macular cistoide puede desarrollarse después de algunas cirugías oculares, como la intervención de cataratas, o como reacción secundaria al uso de ciertos fármacos.
Síntomas
Como este trastorno suele ser indoloro y progresivo, los síntomas iniciales son difíciles de identificar. Sin embargo, ciertos padecimientos pueden hacer que aparezca de forma repentina. Tal es el caso de la oclusión venosa de la retina. A medida que el trastorno avanza, se pueden presentar los siguientes síntomas:
- Distorsión de las líneas rectas de las imágenes
- Pérdida de agudeza en la visión central.
- Visión borrosa y descolorida.
Diagnóstico y tratamiento
A fin de diagnosticar este padecimiento, los expertos suelen realizar los siguientes exámenes:
- Exploración oftalmológica con una lámpara de hendidura o biomicroscopio.
- Tomografía de coherencia óptica (OCT) para determinar el espesor y la forma de la mácula y comprobar si existe una acumulación de líquidos.
- Angiografía con fluoresceína para verificar si se está produciendo una fuga en los vasos sanguíneos.
Una vez identificado el tipo y nivel de gravedad del edema en la mácula, y tomando en cuenta los antecedentes del paciente, se define el tratamiento a seguir. En los casos más leves, suelen prescribirse colirios para los ojos.
Los especialistas también recurren a la inyección de corticoides o antiangiogénicos directamente en la cavidad vítrea del ojo. Antes de realizar este procedimiento, se recurre a la anestesia tópica. De esta manera, se evita la formación de vasos sanguíneos disfuncionales y se detiene la pérdida de fluidos.
Después de algunas aplicaciones, la mayoría de los individuos tratados experimenta una gran mejoría. Ahora bien, a fin de mantener la calidad de la visión, puede ser necesario repetir el procedimiento de forma periódica.
Como ocurre con la inyección intravítrea, pueden requerirse varias sesiones para conseguir los resultados óptimos. Si el problema se presenta en ambos ojos, el tratamiento comienza en uno, y semanas después, continúa en el otro.
Por último, en los casos más graves, no hay más remedio que practicar una microcirugía conocida como vitrectomía. Esta intervención consiste en la extracción del humor vítreo y la aplicación de líquido similar al que rellena la parte posterior del ojo, que puede ser gas o aceite de silicona.
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