¿Qué es la Distrofia de Fuchs? Síntomas, Causas y Tratamiento
La distrofia endotelial de Fuchs, es una enfermedad ocular que afecta la parte anterior del ojo, correspondiente a la córnea, pues se trata de una distrofia corneal donde las células que conforman el endotelio de la córnea, denominadas células endoteliales, mueren gradualmente.
El endotelio es la capa más interna de la córnea, cuya función, en un individuo sano, es conservar el grado de hidratación óptimo, donde las células endoteliales de la córnea mantienen la transparencia característica de la misma al bombear el exceso de agua fuera ésta. Cuando el número de células comienza a disminuir, el líquido se acumula, ocasionando que la córnea se inflame.
Por lo general, esta enfermedad afecta a ambos ojos.
Síntomas de la Distrofia de Fuchs.
En la mayoría de los casos, la distrofia endotelial de Fuchs se exterioriza en dos etapas: una fase temprana o tenue y una fase tardía o grave.
En la fase temprana, esta enfermedad puede presentarse de manera asintomática o con síntomas muy leves.
En caso de presentarse síntomas, se tratará de una visión nublada al despertar, que se caracteriza por mejorar en el transcurso del día.
Esta primera etapa de la distrofia se conoce como Córnea guttata.
En cambio, en la segunda fase, o fase tardía, la enfermedad ha progresado a tal punto que los síntomas comienzan a ser más evidentes, donde los pacientes pueden llegar a sufrir dolor o sensibilidad a la luz, o que la visión nublada no mejore durante el día.
Cuando la enfermedad está llegando a su etapa más grave, comienzan a formarse pequeñas ampollas en la córnea. La etapa final de la distrofia puede crear cicatrices en el centro de la córnea o ceguera.
Entre otros síntomas frecuentes, se puede presentar:
- Sensación de arenilla en los ojos;
- Al estar frente a una luz brillante, se pueden percibir destellos que disminuyen la visión;
- Dolor en las ampollas formadas en la córnea;
- Ver halos (generalmente de colores) alrededor de las luces;
- Visión distorsionada.
Causas de la distrofia de Fuchs.
La distrofia de Fuchs puede aparecer por diversos factores, entre los cuales se encuentran:
- Factor hereditario: La causa más común de esta distrofia es el factor genético. Al tener un origen genético, esta enfermedad puede transmitirse de padres a hijos, donde, si uno de los padres sufre de la distrofia, el hijo tiene un 50% de probabilidades de presentar la patología en el futuro. Sin embargo, también existen casos de personas que padecen la enfermedad, a pesar de no tener antecedentes familiares.
- Edad: Al igual que muchas enfermedades relacionadas con la salud ocular, esta patología puede ser más frecuente en personas de mayor edad. En promedio, las personas que sufren de esta patología suelen tener alrededor de 50 años, aunque existen casos donde la etapa primaria o Córnea guttata se manifiesta en pacientes de 20 a 40 años.
- Sexo: Se ha demostrado que las mujeres tienen una mayor probabilidad de adquirir la enfermedad que los hombres.
Otras condiciones del paciente, como la diabetes o el tabaquismo, pueden aumentar las probabilidades de que la persona padezca de la enfermedad en un futuro.
¿Cómo se puede prevenir?
Dado que la causa de la distrofia de Fuchs es, en algunos casos, de origen genético, no hay manera de prevenir su aparición.
Sin embargo, en aquellas personas con antecedentes familiares, se recomienda someterse a exámenes oftalmológicos con considerable frecuencia, con el objetivo de lograr un diagnóstico temprano y detener su avance.
Tratamiento para la distrofia de Fuchs
Cierto tipo de tratamientos para la vista de carácter no quirúrgico son capaces de ayudar a detener el avance de la distrofia endotelial de Fuchs, a pesar de no ser tratamientos específicos contra la enfermedad, especialmente los utilizados para la fase temprana.
Sin embargo, como es frecuente, el tratamiento va a depender del estadío de la enfermedad en el momento del diagnóstico.
Durante la primera fase, se utilizan tratamientos no invasivos, como ungüentos o gotas oculares (siendo el colirio anti-edema el más utilizado), que sirven para extraer el líquido retenido de la córnea.
Si la enfermedad ha avanzado al punto de crear ampollas que estén ocasionando dolor al paciente, los especialistas suelen recomendar el uso de lentes de contacto terapéuticas, para evitar el dolor provocado por la erosión del tejido. Además, el uso de medicamentos que disminuyen la presión intraocular también puede disminuir de manera considerable el edema corneal.
Cuando los tratamientos conservadores no resultan ser lo suficientemente efectivos contra los síntomas de la distrofia, el especialista debe recurrir a procedimientos quirúrgicos, como el trasplante de córnea, siendo éste la única cura para la distrofia.
Existen dos maneras en los que el paciente se puede someter a un trasplante de córnea, y, generalmente, también depende del avance de la enfermedad.
En caso de que la distrofia haya afectado solamente al endotelio, sin alterar las demás capas de la córnea, se somete al paciente a una queratoplastia endotelial. Este proceso consiste en reemplazar las capas más internas de la córnea, en lugar de reemplazarlas todas, como es el método convencional. Este método es más novedoso, puesto que no es tan invasivo y el paciente tendrá una recuperación mucho más rápida.
Sin embargo, cuando el edema corneal ha provocado alteraciones crónicas en varias capas de la córnea, la queratoplastia endotelial no es una opción, pues se necesitará reemplazar todas las capas de la córnea en un trasplante completo, proceso conocido como queratoplastia penetrante.