¿Qué es la Retinopatía Diabética? Tratamiento
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
La diabetes de tipo 1 (también llamada insulinodependiente o juvenil. Se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta hormona. Se desconoce aún la causa de la diabetes de tipo 1 y no se puede prevenir con el conocimiento actual. Se trata administrando insulina.
La diabetes de tipo 2 (también llamada no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta) se debe a una utilización ineficaz de la insulina. Este tipo representa la mayoría de los casos mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo y a la inactividad física.
Los síntomas pueden ser similares a los de la diabetes de tipo 1, pero a menudo menos intensos. En consecuencia, la enfermedad puede diagnosticarse solo cuando ya tiene varios años de evolución y han aparecido complicaciones.
No debemos olvidar que la diabetes es una enfermedad que afecta a todas las partes del organismo (corazón, riñón, nervios, etc).
La retinopatía diabética (RD) es una complicación crónica de la diabetes mellitus. Se clasifica en dos grandes grupos:
- Retinopatía diabética no proliferativa: en la que existe una alteración vascular retiniana con fenómenos de aumento de la permeabilidad y de oclusión capilar.
- Retinopatía diabética proliferativa: se caracteriza por la aparición de neovasos retinianos anómalos, junto con el desarrollo de tractos fibrosos.
Generalmente se requieren años de evolución de la diabetes para que la retinopatía diabética se desarrolle. Sin embargo, en la DM tipo II puede estar ya presente en el momento del diagnóstico debido a los años desconociendo el padecimiento de la enfermedad por parte del paciente.
Por este motivo, se debe consultar con un oftalmólogo al ser diagnosticado de diabetes y anualmente. En nuestra clínica disponemos de todas las herramientas necesarias y la más avanzada tecnología para el diagnóstico de la retinopatía diabética.
Complicación de la retinopatía diabética
Edema macular: la pared de los vasos se altera, permitiendo el paso de líquido que se acumula en la parte central de la retina, la mácula. Lo que origina visión borrosa que no mejora con gafas. Es una patología grave pues amenaza la visión central.
Isquemia vascular y neovascularización: se produce cuando los vasos sanguíneos que nutren la retina se taponan, impidiéndo que lleven a cabo su función. A su vez, para minimizar el impacto de la falta de nutrientes, nuevos vasos anómalos crecen en la zona afectada.
Hemorragias: los vasos sanguíneos mencionados en el apartado anterior, son vasos anormales y frágiles por lo que pueden romperse y sangrar provocando hemorragias.
Desprendimiento de retina: los vasos sanguíneos y el tejido fibroso que los acompaña pueden contraerse traccionando de la retina. Este proceso puede tener repercusión visual severa, incluso ceguera.
Tratamiento de la retinopatía diabética
Existe evidencia de que el adecuado control glucémico retrasa la aparición de retinopatía diabética, la progresión de la misma y la necesidad de tratamiento.
Según el grado de retinopatía diabética y la existencia de complicaciones que presente, su oftalmólogo puede recomendarle tratamiento con láser o inyecciones intraoculares de fármacos. En algunos pacientes, con el fin de considerar el tratamiento más adecuado, se lleva a cabo una angiografía fluoresceínica.
Para los casos de edema macular, en Clínica Oftalmológica González Costea llevamos a cabo inyecciones de fármacos anti-VEGF. Los pacientes tratados con estos fármacos reportan una mejora de visión gradual con pocas dosis de las mismas.
El tratamiento con fotocoagulación láser tiene como objetivo la prevención del sangrado de los vasos anómalos y de lesiones predisponentes de desprendimiento de retina. Se lleva a cabo en consulta, de forma ambulatoria, con anestésica tópica y mínimas molestias para el paciente.